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Via Venecia

Muralla

Via Venezia - 6010 - 70122
Comienzo de la construcción Siglo IV a.C.
uso actual Vía
Via Venecia, llamada “Muralla” barese, es una ruta obligada para todos los ciudadanos, visitantes, turístas que quieran disfrutar de una caminata y abrazar con la mirada casi todo el paseo marítimo de Bari.
Desde este punto de contacto entre mar y tierra los Baresi han vivido momentos históricos llenos de alegría y aprehnsión: han sufrido asedios, asistido al acercamiento de barcos turcos y piratas, han saludado amigos y burlado a los enemigos.
Entrando en Piazza Ferrarese y pasando, a la derecha, el palacio del Mercato del Pesce, se emboca Via Venecia (lado sur) que, mediante un tramo sacado derrocando viejas paredes, sube gradualmente hacia el Fortín de San Antonio Abad . Este bastión es el único, junto al Fortín de Santa Escolástica (lado Norte), que ha sobrevivido a las obras de demolición del año 1800, que, en cambio, llevaron a la destrucción otros dos torreones originarios de San Domenico y del Vento.
El lado setentrional de la Muralla está adornado, a sus pies, por una serie alineada de columnas recuperadas por templos y construcciones romanas, entre ellas una adquirida por Isabel Sforza, procedente de la iglesia de San Gregorio de Falconibus y el miliario n. 128 de la Via Traiana que conectaba Benevento a Brindisi pasando por Bari.
A lo largo de la calle se asoman edificios nobiliarios (por ejemplo el Palazzo Tanzi) y casas populares con callejones y escaleras que se distanciaban de las paredes. Procediendo hacia el Norte se puede observar a la izquierda el perfil de la Basílica de San Nicolás, (a la izquierda una escalera permite acceder a la Strada Palazzo di Città, cuya parte inicial flanquea el lado oriental de la Basílica – punto informativo) , y a la derecha el moderno litoral, realizado en 1931, hasta llegar al baluarte de Santa Escolástica, (a la derecha, al final del paseo, una escalera – punto informativo - lleva hacia el Lungomare Imperatore Augusto; una vez que se baje procediendo a la izquierda, se llega a la entrada del Museo Arqueológico de Santa Escolástica –punto informativo), el más imponente de la Muralla, construido en la misma época que el de Bona Sforza.
Desde el Fortín de Santa Escolástica hasta el castillo el trazado de los muros, brutalmente destruído en los años Treinta junto a la “Porta di Mare” del siglo XIII, sólo es reconstruible hipotéticamente.
Desde el cinturón más antiguo del siglo IV a.C. del que tenemos huellas no quedan más que algunas piezas. Sin embargo, la imponente estructura medieval, que ha conservado su integridad hasta principios del siglo XIX, hoy se extiende por cuatrocientos metros que separan la ciudad vieja del litoral y que siguen representando una severa advertencia para quién visita la ciudad de Bari, antigua reina del Adriático.
Comienzo de la construcción Siglo IV a.C.
término de la construcción Siglo XI
De los muros de Bari se conocen rasgos fechables al siglo IV a.C; hay incluso referencias de Horacio en su célebre Satira V (“Bari moenia piscosi”), de Tácito en sus Anales y del monje Bernardo, que, procedente del Monte Gargano y en viaje hacia la Tierra Santa, llegó a mediados del siglo IX en la “Bari de los Saracenos”, cuyos muros que la enmarcaban fueron citados en su obra.
Los muros medievales soportaron los ataques de los sarracenos, (en 1003 - echados por la intervención del dux Pietro Orseolo II), y de Roberto Guiscardo (1071).
El marqués Carlo Gambacorta, diseñador de las fortificaciones de Bari entre 1598 y 1599, nos ha devuelto un importante testimonio de la evolución del cinturón urbano, que en los últimos años del siglo XVII, alcanzó 1,2 km de extensión con torres semicirculares y rectangulares y cuatro baluartes a las extremidades. En efecto, los muros antiguos fueron restaurados y reeconstruidos entre el siglo XV (en este período el cinturón mural fue incluso dotado de una torre levantada sobre los restos de una iglesia antes dedicada a San Antonio Abad,del que lleva todavía el nombre hasta el “Fortín”, situado delante del mar) y el siglo XVI. Su munificencia permitió también que Bona Sforza, al llegar a Bari en 1556, utilizara los muros como “pasarela” para alcanzar el castillo.
La Carta scenografica della Città di Bari (V. Lapegna - 1770), en cambio, describe los contemporáneos semblantes de esta imponente serpiente, todavía distanciados por cuatro torreones y dos puertas de acceso a la ciudad: Porta Vecchia e Porta Nuova.
De hecho, cerca del Castillo Suevo se levantaba la Porta Vecchia, realizada con una sola fórnix y según la tipología del arco triunfal romano, que conectaba la Via Gellia a la Via Traiana.
Desafortunadamente, fue demolida junto a una parte del Hospital “degli Svizzeri” y a una pieza del muro lateral de tierra, en 1819, y de ella permanece el blasón de armas de San Nicolás, ahora conservado en el patio del castillo, además del testimonio de la inscripción que Beatillo dejó en el que estaba escrito: Artusio Pappacoda urbis praesidia tenente, ad pacis et belli usum condita MDLI. La Porta Nuova o “de Lecce” fue realizada verosímilmente en 1612 para permitir la entrada directa al área mercantil de la ciudad. Diseñada por el ingeniero P. Castiglione, según lo que escribe Giulio Petroni, la puerta poseía en el entablemento cuatro círculos con los retratos de Iapige, Barione, la moneda romana (símbolo de Bari) y una inscripción al Rey Felipe III.
La demolición, que no ha dejado ninguna huella de la Puerta Nueva, fue debida a dos factores: la construcción de un Mercado “de portales” y los continuos ataques nocturnos realizados bajo del arco de la puerta a los comerciantes por parte de delincuentes, por lo que se denominó la puerta como la “de los desdichados”.
La intervención de Murat ha dejado las paredes en su situación actual, por solo cuatrocientos metros, que desde Santa Escolástica se paran delante del conjunto del Fortín de San Antonio.

Bari es una ciudad antigua y a finales del siglo I a.C., en un paso del V Sátira de Horacio, se mencionan los muros que circundaban al poblado (...usque Bari maenia piscosi). Desde aquella muralla cantada por el poeta latino,realizadas hace unos siglos antes como defensa de la ciudad peuceta, queda un tramo de una decenas de metros descubiertos en los años Setenta del siglo pasado durante las obras de restauración del conjunto monástico de Santa Escolástica (ver ficha). Su tipología constructiva, de matiz helenística, está constituida por grandes bloques cuadrados dispuestos en filas sobrepuestas, común a otros ejemplos de la región (Monte Sannace, Conversano, Altamura, Manduria). Desafortunadamente no emergieron otros tramos de paredes de esta fase y, por lo tanto, no es posible determinar la exacta extensión de la ciudad antigua; sin embargo, según los descubrimientos hechos de las excavaciones arqueológicas se puede afirmar que la instalación urbana se extendía por lo menos hasta el área dónde fuera edificada la Catedral alrededor del siglo VI (ver ficha). Por toda la fase tardo-medieval y medieval se hace referencia a las crónicas de asedios y a las descripciones de los viajero-peregrinos en las que la ciudad es siempre descrita como lugar defendido por robustas murallas. Por ejemplo, es el caso de las anotaciones del monje Bernardo que alrededor de 865 atraviesa Apulia, directos a la romería en Tierra Santa. Pasando por Bari, que en 847 había sido conquistada por los sarracenos y sede de un emirato, el monje describe una ciudad defendida por dos muros muy altos. Los musulmánes ocuparon la ciudad por 50 años y faltarán tres años de asedio del ejército comandado por Luis el Germánico para liberarla. Otro episodio de ataques, esta vez perpetrados por los sarracenos, ocurre en 1002, año en el que la ciudad resiste a los asaltos hasta la llegada de la flota veneciana capitaneada por el Dux Orseolo II. En este caso, además de que se confirmara la resistencia de la muralla, se puede certificar, gracias a las descripciones de las vicitudes, que el monasterio de San Benedicto estaba colocado fuera de los muros. Este detalle nos permite poner un límite exacto a la extensión urbana a principios del año 1000. La dominación bizantina de la ciudad (876 -1071), en el que la ciudad desarrolló el papel de capital “Tema de Longobardia”, llevará a la construcción de un polo militar y administrativo fortificado (kastron), sede del Catapán (funcionario imperial). Este vallo, situado dentro de las paredes contenía, además de los alojamientos de tropas y funcionarios, también muchas iglesias y edificios civiles. La definitiva conquista normanda ocurrida en 1071 con la capitulación de Bari después de un asedio de tres años, señala un profundo cambio en la estructura defensiva de la ciudad. El kastron bizantino con los edificios en su interior, fue arrasado para la edificación de la nueva basílica (ver ficha), destinada a contener los huesos milagrosos de San Nicolás, robadas en 1087 de la ciudad de Myra en Licia, hoy conocida como Turquía. Con la llegada de los nuevos conquistadores el polo defensivo se desplaza hacia el oeste, dónde se edificó un castillo (ver ficha) fuera de las paredes urbanas. Sin embargo, a pesar de casi un siglo desde la toma de la ciudad por parte de los normandos, la situación no parece todavía totalmente estabilizada. En efecto, a causa de violentas represalias en las ciudades locales, Bari vivió una violenta represión por parte de Guillermo II que la destruiría en buena parte, derribando incluso las paredes. Pero este acontecimiento no será fatal para la ciudad dado que después de un período de abandono volverá a ser repoblada y a asumir un papel importante en los comercios hacia el levante. Todavía en época federiciana y luego angevina, la ciudad fue dotada de defensas adecuadas hasta la llegada de los aragoneses que, con la reina Bona Sforza, realizaron una nuevo atrio de bastiones alrededor del castillo (ver ficha) y a la edificación de un nuevo cinturón de muros derribada en el siglo XIX.

Después de todos estos acontecimientos, de las defensas urbanas queda solo el tramo oriental que desde la Piazza del Ferrarese (ver ficha), llega hasta el Fortín SanAntonio (ver ficha) para seguir hasta el Monasterio de Santa Escolástica (ver ficha), en la extremidad de la península. La visión actual de la Muralla no da la idea correcta de lo que como podía ser la imagen de la ciudad para los quien llegaban del mar, hasta los años Treinta del siglo pasado. La amplia calle realizada en aquellos años y que hoy rodea todo el casco antiguo de Bari, ha modificado totalamente la naturaleza de los lugares, aunque fuera necesaria su construcción desde el punto de vista infrastructural.

El mar flanqueaba la base de las paredes por todo el perímetro de la ciudad tanto en la ladera oriental como en la occidental donde un conjunto antiguos monasterios (Santa Escolástica, San Pedro, Santa Teresa delle Donne, San Francesco della Scarpa y Santa Chiara), se unían al tramo de paredes que llegó hasta el castillo (ver Ficha). Desde el lado norte de la Puerta próxima al castillo, los muros encerraban y cubrían la ladera sur hasta la segunda puerta en dirección sur, cuyos restos están visibles en la Piazza del Ferrarese (ver ficha).

A partir del comienzo del siglo XIX, con la realización del nuevo puerto en la zona occidental de la ciudad y con la fundación del burgo murattian, todo el cinturón mural fue derribado y, en la zona sur, reemplazado por los atrios de los edificios que se asoman en la actual Corso Vittorio Emanuele. Se ha salvado unicamente el lado oriental, aunque una buena parte ha sido enterrada para construir la calle. Las obras de recualificación urbana han liberado la parte inferior del tramo desde el fortín baja hacia Piazza Mercantile (ver ficha), devolviendo en parte los antiguos muelles del antiguo puerto (ver ficha).

Asomada al mar, por un tiempo la antigua muralla prosiguió más allá del monasterio de Santa Escolástica hasta llegar al castillo.
El recorrido es repartido por la presencia de los santos protectores que protegen a quien zarpa, llega o va por el mar hacia sus actividades marineras: San Antonio Abad (cerca del fortín), San Nicolás, Santa Escolástica.
Hace unos años, a mitad del camino se encontraba una capilla sobre un pequeña base, llamada “del portella”, dónde se pararaban a rezar los pescadores y sus mujeres para pedir protección al mar y un pesca próspera. Ahora, en su lugar hay unos asientos y unas plantas.
En cambio, la noticia aunque legendária narrada por Armando Perotti cuenta que, durante la ocupación de Bari de los sarracenos, uno de ellos, mientras estaba de guardia, asistió a la prodigiosa aparición de una estrella que surcó en el cielo desde el poniente para luego caer en el mar, cerca del monasterio de San Benedicto, en el día de la Ascención del año 1002.
Los ciudadanos fueron a contarlo a Gerolamo, padre espiritual del monasterio, que interpretó el acontecimiento como una acción protectora de Maria Auxiliadora y como una próxima liberación de Bari; así, se acercaban a la muralla todos los barcos y las flotas venecianas conducidas por el dux Orseolo, cuya acción logró liberar Bari de las tropas sarracenas. El dux, se cuenta, envió mensajes a Constantinopla, y volvió sano y salvo a Venecia lleno de regalos recibidos por el Catapán del tiempo. Durante algunos años se abrió una discusión relativa al año de la liberación de la ciudad si fue en 1002 o 1003. Se cuenta que en aquella época era costumbre aplicar la fecha bizantina por lo que el año comenzaba con el primer septiembre. La llegada y la intervención veneciana occurrieron entre Agosto y Septiembre de 1002 y, por lo tanto, a caballo entre 1022 y 1003.


Cómo llegar a Bari
airport Aeropuerto  

Desde Viale Enzo Ferrari, seguir en dirección de Strada Provinciale 204/Viale Gabriele d’Annunzio/SP204. Tomar Viale Europa, SS16, Via Napoli y Corso Vittorio Veneto hacia Piazza Mercantile en Bari. Continuar por Lungomare Augusto Imperatore. Piazza Ferrarese está a la derecha. Seguir a pie hasta Piazza Mercantile.

motorway Autopista  

Desde el puesto de peaje Bari Sud de la Autopista A14 tomar E843, Viale Giuseppe Tatarella, Sottovia Giuseppe Filippo, Via Brigata Regina y continuar por Lungomare Augusto Imperatore hacia Piazza Mercantile en Bari. Piazza Ferrarese está a la derecha. Seguir a pie hasta Piazza Mercantile.

other transportes  

Cerca de Piazza Ferrarese (para ir a Piazza Mercantile se necesita seguir a pie) llegan las líneas de autobús AMTAB 2-4-10-12-12/-21-35

park aparcamientos  

Lungomare Imperatore Augusto - Corso Vittorio Emanuele II

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